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Vergüenza - Perdón Gral. San Martín

Como Cobos va a Yapeyú, retiraron los Granaderos
Según el intendente de esa localidad correntina, fue por una orden del Gobierno K al jefe del Ejército. Los detalles de una historia increíble.

Aunque no ocupa cargo alguno en el Gobierno, Néstor Kirchner se comporta como si en los hechos siguiera siendo presidente. En Olivos los propios fotógrafos oficiales lo han retratado con gobernadores e intendentes, repartiendo obra pública, a los actos de José C. Paz y Avellaneda fue con helicópteros de la flota presidencial, y para ir a un acto partidario en Jujuy dispuso del Tango 10. En todos casos fue seguido por los fotógrafos y camarógrafos de la agencia La Corte, contratada por el Gobierno para la cobertura de los actos K.
Resulta curioso el hecho del Tango, porque justamente ese avión de la flota oficial había sido el que le negaron al vicepresidente Julio Cobos cuando, ocupando interinamente la Presidencia de la Nación, quiso ir a Tartagal tras el alud. La campaña electoral del FPV ya utilizó hasta el hartazgo los recursos oficiales en la campaña electoral que llevó a Cristina Fernández a la Casa Rosada, y esa penosa práctica se repetirá, está a la vista, con la campaña para las legislativas de octubre.
El viaje del Tango 10 a Jujuy habría demandado, según estimaron los expertos, unos 20 mil dólares, aportados en este caso por los impuestos de todos los argentinos. "Es un caso típico donde lo partidario se mezcla con lo público. Es una clara forma de corrupción política", denunció ayer Laura Alonso, directora de Poder Ciudadano, al diario La Nación.

Argentina: El dia despues - por Gabriela Pousa



En un año de campaña electoral y elecciones, la gran incógnita es qué nos deparará el lunes siguiente al cierre de los comicios. ¿Nos despertaremos con la noticia del nacimiento de una alternativa al proyecto hegemónico del kirchnerismo?
Los tiempos se precipitan. No cabe duda que la campaña electoral se ha lanzado, lo peculiar es que la carrera no termina con las legislativas sino que avanza hasta elección presidencial. ¿A qué se debe tanta prisa? Posiblemente la respuesta este en la pintura que ofrece el escenario político nacional donde se erige como gran ausente la gestión gubernamental. Más que un Ejecutivo administrando, lo que hay es un matrimonio digitando el poder sin atender las demandas perentorias de la gente.
La semana pasada, la arenga política de Néstor Kirchner, en un acto partidario en José C. Paz, fue a su vez, la más cabal demostración de la largada. Dos o tres frases bastaron para identificar los mensajes que el oficialismo tenderá a instalar en la sociedad a modo de verdad revelada: la crisis y todo cuánto afecte la economía local debe ser atribuido a la debacle internacional.
No ha habido errores en la "gestión K", la autocrítica es utopía y hasta tal punto se autoevalúan que, de pronto, el mundo, nos copia todo. ¿Explicará eso la caótica situación internacional? Lo cierto es que Cristina no necesita acudir siquiera al viejo artilugio de "la pesada herencia recibida". El mundo justifica; la burbuja nos está afectando más de la cuenta y la psicosis está.
El gobierno tratará de mostrarse como anestesia, instalará la idea de la culpa ajena y reafirmarán una y otra vez, las bondades de un Estado interviniendo hasta en los más nimios detalles: una falacia que se evidencia fácilmente si se observa la orfandad de las funciones básicas por las cuales debería velar el Estado Nacional: Salud, educación y seguridad.
Paradójicamente, la mayor preocupación de la gente no es tema en estos incipientes debates que buscan establecer quién está de cada lado, y quiénes se han de subir al escenario para frenar un poder hegemónico cuyos límites son en extremo difusos.
No ha habido anuncio de la Presidente que esboce siquiera un plan canje de seguridad a cambio de esas antojadizas "sensaciones de inseguridad" ciudadanas que no son ni avaladas por la estadística oficial. Acá no pasa nada. No secuestran, no violan, no matan, no roban. La criatura de dos años baleada en la isla Maciel es apenas una ilusión óptica o un personaje de la trama de un nuevo género periodístico: los noticieros de ficciones cotidianas.
La preocupación por antonomasia del kirchnerismo pasa por la portada de los diarios y el engaño a destajo. Incluso la elección en sí tampoco despierta gran interés, la preocupación es el día después. Jamás los Kirchner soportaron una derrota. Si la crisis con el campo y la votación legislativa que frenó la llamada "125", fue un punto de inflexión para el matrimonio presidencial, una derrota electoral puede ser letal.
En Olivos sólo se suma y se resta. Encuestas y mediciones, sondeos y estrategias. Kirchner querrá ver en el diario del lunes posterior a la elección un titular que rece: "El oficialismo ganó" aunque debajo se lea que a pesar de los votos, perdió legisladores en su bancada. Lo que debiera ser esencial se convierte así en lo secundario del acto comicial. El "después", la gobernabilidad no cuenta. Siempre se ha gobernado para el corto plazo y ese plazo vence en octubre para el elenco oficial.
Lo que sigue luego será metodología conocida: si hay obstáculos capaces de frenar el poder K, se tratará de cooptar o borocotizar "opositores" gracias a esa levedad de convicciones que abunda en la dirigencia en general. Ahora bien, si el mecanismo no prospera la oposición deberá ser lo suficientemente prudente como para evitar que se cumpla el período presidencial sin una interrupción devenida de un estado anímico, de una lipotimia o de cualquier otro artilugio que puedan hallar los Kirchner para abandonar el partido antes del silbato final.
A esta altura de las circunstancias hay muestras férreas de la incapacidad para manejar el país cuando los vientos de cola giraron en direcciones contrarias y las estadísticas del INDEC no bastan para paliar las huellas que vaya dejando la verdad. Mientras esto sucede, el país se divide indefectiblemente. Hay una Argentina ilusoria que es aquella que lleva Cristina a sus giras. Lleva maletas vacías y afuera las aduanas funcionan de maravillas: lo que ofrece ha dejado de ser suficiente. El mundo no confía más. De nada sirve que se reiteren las crónicas de los viajes presidenciales que siempre enfatizan lo bien que nos va. La presencia de Cristina Fernández en España es una pesadilla aunque la diplomacia evite el papelón a simple vista.
Por otra parte, está la Argentina del oficialismo que se resume en sondeos de imagen y en la esquizoide búsqueda de permanecer con el poder sin diezmar. Néstor Kirchner está a años luz de la sociedad: su mundo se limita a las estadísticas y al reparto de fondos a cambio de votos. Metodología demasiado vieja y desde el punto de vista de la lógica, obsoleta.
Y finalmente está la Argentina de todos los días, la que viven y padecen los ciudadanos en lo cotidiano. Poco interesan en esa geografía las encuestas o mediciones. Es un escenario que viene desbordado. Aumentos indiscriminados y una parálisis económica que se hace notar, impiden vislumbrar allí, las Argentinas tan distintas que viven los Kirchner. La lucha por llegar a fin de mes se está convirtiendo en una encrucijada y los almanaques se adelantan. No hay siquiera una tregua de verano. Lo que debía suceder o era previsible que suceda en Marzo, está asomando en estos días.
¿Hasta qué punto puede el gobierno vivir en un país diferente al del pueblo? Si bien, la respuesta es imprecisa, los bolsillos son enemigos de la calma y presagian tormenta. El clima social se enrarece, el campo avanza con sus demandas y la oposición comienza a dialogar. De allí a las alianzas hay trechos enormes. Lo que debe dilucidarse en breve es qué se busca para la elección 2009. Si se pretende hallar una estructura partidaria que tenga su plataforma y su plan de gobierno prefijado, entonces, después a llorar a otro lado. Lo que urge es un freno a la impunidad y al despojo indiscriminado. Si el orden de aparición en las listas o la repartija de cargos se imponen a esta necesidad, las consecuencias será la hegemonía de los K.
No es tiempo de hilar fino. Es tiempo de sumar. De no comprenderse y disiparse el objetivo, es probable que el calendario termine también en Octubre para los ciudadanos porque el día después seremos ya marionetas entregadas a la manipulación absoluta cargando el cajón de una democracia muerta por codicia y mezquindad.
Posted by: Movimiento Federalismo y Renovacion

Aquella guerra que nadie quiere contar

Por Agustín Laje Arrigoni
Iniciaba el año 1975 y el país, cada segundo que pasaba, parecía hundirse un poco más en la anarquía y la violencia incontrolable que habían desatado las organizaciones terroristas que venían operando y practicando su plan de exterminio desde los `60.
Perón ya no estaba, pero había dejado irresposnablemente la presidencia de la República a su segunda esposa, María Estela Martínez de Perón, o “Isabelita”, cuya inoperancia fue vista por la guerrilla como la coyuntura ideal para sus planes golpistas. En efecto, tanto la magnitud, como la cantidad de atentados terroristas, habían incrementado considerablemente desde que las formas democráticas volvieron a regir en la Argentina, destacandose el intento del ERP por apoderarse de Tucumán y convertirla en una “zona liberada”, acción que obligaría al gobierno a llevar adelante lo que se conoció como “Operativo Independencia” con las FF.AA a la cabeza.
El 30 de mayo de 1974, la conducción del ERP ya se encontraba en los montes tucumanos realizando los últimos preparativos para la consumación del campamento guerrillero que, apoyado en los dictados del foquismo, abriría fuego contra el gobierno democrático que mayor caudal de votos consiguió en la historia de nuestro país. Al respecto, y contrariando la “historia oficial” sobre aquellos años que presenta a los guerrilleros como “luchadores de la democracia”, el ex Comandante en Jefe del ERP (luego de la muerte de Santucho), Luis Mattini, se sincera: “…nosotros no queríamos un régimen de democracia liberal en la Argentina. Nos proponíamos un Estado socialista, y estábamos convencidos de que un Estado socialista sólo podía ser conquistado por la fuerza de las armas”.(1) Asimismo, debemos tener en cuenta que el primer congreso del PRT, donde ya se iniciaban los preparativos para lanzarse a la lucha armada, tuvo lugar en 1965, cuando gobernaba bajo formas democráticas el Dr. Illia.
En Julio de 1974 el ERP ya advertía el curso de sus planes desde El Combatiente, la tirada gráfica de la organización. Entre otras cosas expresaba: “Siguiendo el exitoso ejemplo del pueblo y del ejército de liberación de Vietnam, ya se activan nuestras unidades rurales, transitando el curso de la guerra revolucionaria hacia la patria socialista”. Los objetivos eran claros, y ellos mismos los expresaban desde sus órganos de prensa. La misión era apropiarse de la provincia de Tucumán para convertirla en “zona liberada” y lograr su reconocimiento como Estado independiente por la ONU. En efecto, rápidamente consiguieron tomar “el control de un tercio de la provincia…Incluso la guerrilla cobró peaje en algunas rutas provinciales”.(2)
En rigor de verdad, todos los rincones de la República eran escenario de la guerra revolucionaria que se había desatado. Para dar una idea de la gravedad de la situación (hoy minimizada por los historietistas del régimen empeñados en ocultar el accionar guerrillero), basta mencionar que “durante todo el año 1974, hubo 21 intentos de copamiento de unidades de las fuerzas legales, 466 atentados con explosivos, 16 robos de botines millonarios, se secuestró a 117 personas y otras 110 fueron asesinadas por el terrorismo subversivo”.(3)
En efecto, el 5 de febrero de 1975, el gobierno, viendo con preocupación lo que sucedía especialmente en Tucumán, ordena a las Fuerzas Armadas entrar en guerra contra los elementos terroristas que operaban en esta provincia, a través del Decreto Secreto Nº 261 del Poder Ejecutivo que establecía: “(…) El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán” (en octubre el decreto extendería la orden a toda la república).Cuatro días después, el 9 de febrero, las FF.AA ponían en marcha el “Operativo Independencia” dando inicio a esa guerra que hoy algunos olvidaron y muchos desconocen. El alcance bélico que poseía el ERP en los montes tucumanos, contrariamente a lo que sostienen los dogmas del revisionismo maniqueo, era el de un verdadero ejército preparado para combatir. Basta mencionar que, según Gorriarán Merlo, quien tuvo activa y destacada participación en la organización guerrillera, se contaba con “…más de cinco mil militantes…una periferia calculada en veinticinco mil colaboradores directos y de otros 120 mil menos comprometidos pero activos”.(4) El historiador Nicolás Márquez por otra parte, en su ensayo sobre el ERP “El Vietnam argentino”, llega a la conclusión de que la guerrilla erpiana contaba con 7200 combatientes. Cabe destacar también que las primeras víctimas del Operativo Independencia fueron trece miembros de las Fuerzas Armadas que sobrevolaban la zona selvática cuando fue derribado su avión por guerrilleros. Entre los muertos se encontraba el Cnl. Oscar Bevione, cuya hija, Mónica Bevione, vive en Córdoba y sigue luchando por el reconocimiento de su padre. Resulta importante también destacar que la banda terrorista en cuestión recibió numerosos apoyos de países extranjeros (como Cuba, Nicaragua y Chile) y operó conjuntamente en la selva tucumana con los grupos guerrilleros MIR (Chile), Tupamaros (Uruguay) y ELN (Bolivia), llegando a tener una propia fábrica de armamento de guerra emplazada en la localidad de Caseros. No en vano Balbín ya afirmaba en mayo de 1976 que “no era un misterio que aquí, morían en la guerrilla hombres que no eran de nacionalidad argentina”.(5)Las loas a las Fuerzas Armadas y el repudio a la subversión terrorista no tardaron en llegar, por parte de una sociedad aterrorizada por la violencia que se cobraba vidas inocentes todos los días. A modo de ejemplo, el Senador Perette afirmaba que “Las Fuerzas Armadas están luchando para asegurar el estilo de vida de la nación”. (6) Con similar entusiasmo, el Sr. Cárdenas en representación del partido tucumano Vanguardia Federal, concluía que “Las Fuerza Armadas, cuya prescindencia y cuyo sacrificio son ejemplares…están dando con su sangre, el testimonio de su entrega total a la causa de la Patria”. (7)Desde la prensa, el alivio también parecía ser la sensación que transmitían los comunicadores sociales. El 25 de Julio de 1975, la revista Gente publicó un editorial apoyando al Ejército que operaba en Tucumán, bajo el título “Para ganar esta guerra”, que entre otras cosas decía: “Ahora la guerra está entre nosotros, en la sirena de los patrulleros, en el vértigo de las autobombas, en el coraje sereno de la brigada explosivos, en nuestro Ejército en Tucumán…”.A treinta y cuatro años de aquello que constituyó verdaderamente una guerra no convencional contra el Ejército Revolucionario del Pueblo, sólo impera el silencio. Pues, en rigor de verdad, hablar y debatir sobre lo ocurrido en Tucumán en aquellos años, implica reconocer que los guerrilleros no eran un puñado de niños jugando al carnaval, que no luchaban por la democracia, sino contra ella, que significaron una amenaza real para la Nación y que la prensa, la partidocracia y la sociedad en general, apoyaron el accionar de las Fuerzas Armadas contra el terrorismo subversivo.agustin_laje@yahoo.com.ar(El autor tiene 20 años, es estudiante universitario, autor de numerosos artículos de opinión e investigación sobre el drama de los `70. Este año lanza su primer libro sobre la materia. Actualmente es Coordinador General del Movimiento por la Verdadera Historia).Citas:(1) Pigna Felipe, Lo pasado pensado, P 167, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2005.(2) La Nación 13/02/05(3) Márquez, Nicolás, La otra parte de la verdad, P 47, Edición del autor, Buenos Aires, 2004.(4) Citado en Márquez Nicolás, El Vietnam argentino, P 133, Edición del Autor, Buenos Aires, 2008.(5) García Montaño, Diego. Responsabilidad compartida. Pág 178. Ediciones del copista. 2003(6) García Montaño, Diego. Responsabilidad compartida. Pág 103. Ediciones del copista. 2003(7) García Montaño, Diego. Responsabilidad compartida. Pág 114. Ediciones del copista. 2003