Por belloomar 26 de Mayo del 2010
Hace un par de meses me senté con un aspirante a la candidatura presidencial (uno que da muy bien en las encuestas) y le dije: "Hay que aprovechar el bicentenario". El hombre, que tiene asesores nacionales e internacionales brillantes, me miró con cierto desprecio y dijo: "El bicentenario no le importa a nadie".
Traté de explicarle que, aunque yo pensaba algo parecido en lo personal (basta ver mi post anterior), como publicitario entendía que, ya cerca de la fecha, las cosas iban a cambiar en términos de participación masiva. ¿Resultados? Se perdió una oportunidad única de posicionarse (decía que no había que hacer nada hasta después del mundial, que el bicentenario tenía olor a viejo). Y no sólo él, toda la oposición dejó el festejo patrio en manos de los Kirchner. El único que intentó algo fue Macri con el Colón y le salió pésimo: mientras los Kirchner tienen la foto con el pueblo, Mauricio invitó a las mismas momias de siempre y las puso en el peor lugar .
Lo que ocurrió estos días es imposible de disfrazar (Tinelli hablando de dar amor, unidad y esas cosas fue patético): se trata de un triunfo enorme del matrimonio presidencial que, como viene pasando, vio la jugada.
Un año atrás, en un artículo publicado en el diario PERFIL, cuando todo el mundo daba a Cristina por muerta, aseguré que Néstor tenía chances. Hoy, con la oposición que tenemos, sus posibilidades de trinufar está n cada día más cerca. Y si no se lo merece por buen gobernante, lo ganará por ser más vivo que los demás papanatas que están haciendo cálculos mientras el matrimonio avanza.