Por Agustín Laje Arrigoni
La idea-fuerza setentista más ampliamente difundida, y acatada a modo de dogma por el grueso de la sociedad, parece estar dando un giro de ciento ochenta grados, a raíz de las tan recientes como inesperadas declaraciones de la ex integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), Graciela Fernández Meijide, quien desató la polémica desmintiendo el mito de los 30.000 desaparecidos, en un conocido periódico de nuestro país.
Vale destacar que el peso específico del embuste de marras es de tal envergadura que, además de constituirse en el principal caballito de batalla de las autoproclamadas organizaciones de derechos humanos (que, en rigor, sólo bregan por los guerrilleros caídos y no por sus víctimas), se ha institucionalizado y es difundido por centros educativos, discursos oficiales, medios de comunicación (tanto estatales como privados) y hasta en alegatos jurídicos.
Quizás esto último explique el nerviosismo evidente de los ideólogos del revanchismo setentista, luego de hacerse públicas las palabras de Fernández Meijide. En efecto, sin perder ni un momento, salieron a la palestra a intentar sostener algo que los documentos no prueban: la existencia de 30.000 desaparecidos.
La realidad insoslayable indica la falsedad del eslogan numérico repetido a coro por políticos en campaña, payasos televisivos que posan de intransigentes, jóvenes autómatas, cantautores de protesta, comunicadores adoctrinados y por cuanto personaje pretenda simular "compromiso social".
Tanto es así, que ninguna de las variadas investigaciones efectuadas por diversos organismos de derechos humanos consiguió recabar una cifra mayor al 30% de lo pregonado por los sofismas oficiales.
A la postre, la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos recopiló 6.000 casos, Amnistía Internacional habla sobre 4.000 desaparecidos, la OEA tiene documentación de 5.000, en el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, se señalaron sólo 1.377; el primer informe de la Conadep estimaba en 8.961 los desaparecidos, aunque luego la cifra sería reducida, por escandalosos casos de personajes públicos que, estando vivos, engrosaban el anexo rápidamente quitado de circulación (el juez Alberto Humberto Meade, el actual procurador general de la Nación, Dr. Esteban Righi, y la integrante de la Corte Suprema de Justicia Dra. Carmen Argibay constituyen sólo algunos ejemplos de tamaña tomada de pelo).
(1) Márquez, Nicolás. La mentira oficial. 3ª ed. Buenos Aires, edición del autor, 2008, p. 216.
(2) "Clarín". 23 de enero de 1984.
(3) "Crónica". 27 de marzo de 1984.
(4) Rojas, Guillermo. 30.000 desaparecidos. Realidad, mito y dogma . Buenos Aires, Santiago Apóstol, 2003, p. 379.
(5) Idem, p. 380.
(6) "Crítica". 25 de julio de 2008.