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35 años del asesinato de José Ignacio Rucci


Exactamente hoy se cumplen 35 años del asesinato de José Ignacio Rucci, entonces secretario General de la CGT, a manos del grupo terrorista Montoneros.Dos días antes, el 23 de setiembre de 1973 y luego de 18 años de ser desalojado del poder por la Revolución Libertadora, Juan Domingo Perón había podido participar nuevamente en elecciones sin proscripciones y había sido elegido presidente con el 64% de los votos. Su esposa, María Estela Martínez, era su compañera de fórmula.La guerrilla de matiz peronista había surgido años atrás y ya había dado algunos golpes importantes: la toma de La Calera, el secuestro y muerte de Pedro Eugenio Aramburu y el asesinato de varios dirigentes sindicales. La guerrilla peronista encontraba su principal justificación en la inexistencia de elecciones libres desde que Perón fue desalojado del poder por la fuerza en 1955. Era “la violencia de abajo” que aparecía como consecuencia de “la violencia de arriba”, según los argumentos de la época.La falta de elecciones libres, la permanente proscripción de Perón, instrumentada por las Fuerzas Armadas, daban argumento a la violencia armada, a los asesinatos políticos, a los atentados indiscriminados.Con el “Cordobazo” ya el gobierno militar de Onganía había entrado en franca decadencia y, con el paso de los meses, el poder se desplazó hacia Lanusse, que terminó aceptando el regreso de Perón aunque no su presentación a elecciones como candidato. Finalmente, la renuncia de Héctor Cámpora (elegido presidente el 11 de marzo) abrió las puertas a elecciones libres y sin proscripciones. Y Perón fue consagrado presidente por una abrumadora mayoría: dos de cada tres votantes lo respaldaron. La alegría no duró demasiado: dos días después, los Montoneros mataron a Rucci, un esencial operador de Perón en el sindicalismo. La furia de Perón contra la izquierda peronista fue demoledora: no sólo los expulsó de cada lugar del Estado sino que, además, habló de la necesidad de “exterminarlos uno por uno”. No son pocos los que piensan que fue Perón el creador del grupo terrorista paraestatal conocido como Las Tres A. Luego vino el escrache por cadena nacional a los diputados de la JP que se negaban a respaldar el proyecto de ley represiva enviado por Perón al parlamento y luego la expulsión de Plaza de Mayo en los festejos del Día del Trabajador de 1974.Hoy corren días de reivindicación de los grupos armados de los setenta a quienes se los suele presentar no sólo como jóvenes idealistas sino también como grandes luchadores por el restablecimiento de la democracia en la Argentina. Los que sobrevivieron no suelen tener a Juan Domingo Perón como un referente amado: saben que fue él quien los marcó y rechazó con toda claridad abriendo las puertas a la represión clandestina. Cada vez que, desde el gobierno de los Kirchner, se ha querido avanzar sobre Perón o Isabel, adjudicándoles responsabilidades mayores en la represión al terrorismo de esos años, el movimiento obrero peronista lo ha rechazado. Hace un tiempo aparecieron carteles, dirigidos al gobierno, advirtiendo que “no jodan con Perón”.Ahora ha sido Hugo Moyano el que ha aparecido para recordarle al gobierno que también debe considerar el asesinato de Rucci como un delito de lesa humanidad, es decir, imprescriptible. Rucci no fue el único dirigente gremial muerto en atentados terroristas: también fueron asesinados Augusto Vandor (metalúrgico), José Alonso (empleados de comercio), Dirk Kloosterman (industria automotriz), Rogelio Coria (construcción).Lo que sin embargo resulta raro es que Moyano esté tan empeñado en clarificar el crimen de Rucci y, a la vez, ponga tan poco esmero en el esclarecimiento de un crimen que le es mucho más cercano. En efecto, la muerte de Abel Beroiz, tesorero del mismísimo gremio camionero, aún aguarda una solución clara. Y Moyano, tan enérgico para otros reclamos, mantiene una gran calma para este caso.Como sea, pajas y vigas a un lado, Moyano parece expresar un pensamiento generalizado del gremialismo peronista acerca de la particular visión que tiene el matrimonio presidencial sobre el terrorismo de los años setenta. Hay facturas que, más tarde o más temprano, llegan.
Fuente: LMC