Nadie duda a esta altura que los niveles de aceptación del gobierno nacional están por el suelo, y que esto constituye un problema estructural del modelo kirchnerista, toda vez que gran parte del poder K estuvo asentado en la buena imagen presidencial y la abultada billetera nacional.
Sin consentimiento popular, con la billetera comprometida y un escenario social y económico conflictivo, los K se enfrentan al peor momento de su tránsito por el poder. Fundamentalmente, porque entre los aspectos que se rompieron en este último tiempo son dos: la credibilidad y las certezas.
Este proceso se preanunciaba allá por setiembre, cuando la campaña electoral nacional ocupaba todos los escenarios. Se veía con claridad que los niveles de aprobación del modelo K alcanzan para la reelección (vía matrimonial) pero no para gobernar. Que era necesario que se introdujeran cambios en, por lo menos, tres aspectos:
• Estrategia política: la forma en que se conducía el gobierno y muchos de sus funcionarios habían puesto en crisis su modus operandi. Esto se referenciaba fundamentalmente en algunas figuras del gabinete que no solo, no fueron reemplazados, sino que fueron ratificados en todo su esplendor.
• Modelo económico: La explotación lineal de los comoditis y las ventajas relativas del tipo de cambio ya no alcanzaban para evitar un mayor proceso inflacionario por falta de producción y satisfacción de la demanda. Había que financiar el crecimiento alentado por una alta expectativa de consumo. No sólo que no se cambio el modelo sino que se profundizó.
• La estética del poder K: Tiene que ver con lo que se denomina empatía política. Este modelo nunca se destacó por este aspecto sino por los beneficios económicos que facilitó a los argentinos tras la crisis de 2001. Por eso, cuando comenzaron a decaer sus ventajas, los rasgos estéticos comenzaron a molestar. A esto se sumó que la figura de Cristina generaba mayor distancia que Néstor, lo cual profundizó la brecha también en este sentido. Si bien la resolución de la crisis del campo y el manejo de la inflación plantea análisis de corto plazo sobre lo que podría pasar en los próximos meses en la Argentina, no hay que perder de vistas que el año que viene los K deberán enfrentar un proceso electoral legislativo. Por lo general, este tipo de comicios plantea la oportunidad para que la sociedad manifieste su enojo. Podría ocurrir entonces que el kirchnerismo deje constancia en los papeles lo que hoy muestran los sondeos: están sin apoyo popular. Ante este escenario, a los K solo les quedará aferrarse al poder, el tema es conocer cómo lo harán.
Luis Dall’Aglio Director de Delfos
Sin consentimiento popular, con la billetera comprometida y un escenario social y económico conflictivo, los K se enfrentan al peor momento de su tránsito por el poder. Fundamentalmente, porque entre los aspectos que se rompieron en este último tiempo son dos: la credibilidad y las certezas.
Este proceso se preanunciaba allá por setiembre, cuando la campaña electoral nacional ocupaba todos los escenarios. Se veía con claridad que los niveles de aprobación del modelo K alcanzan para la reelección (vía matrimonial) pero no para gobernar. Que era necesario que se introdujeran cambios en, por lo menos, tres aspectos:
• Estrategia política: la forma en que se conducía el gobierno y muchos de sus funcionarios habían puesto en crisis su modus operandi. Esto se referenciaba fundamentalmente en algunas figuras del gabinete que no solo, no fueron reemplazados, sino que fueron ratificados en todo su esplendor.
• Modelo económico: La explotación lineal de los comoditis y las ventajas relativas del tipo de cambio ya no alcanzaban para evitar un mayor proceso inflacionario por falta de producción y satisfacción de la demanda. Había que financiar el crecimiento alentado por una alta expectativa de consumo. No sólo que no se cambio el modelo sino que se profundizó.
• La estética del poder K: Tiene que ver con lo que se denomina empatía política. Este modelo nunca se destacó por este aspecto sino por los beneficios económicos que facilitó a los argentinos tras la crisis de 2001. Por eso, cuando comenzaron a decaer sus ventajas, los rasgos estéticos comenzaron a molestar. A esto se sumó que la figura de Cristina generaba mayor distancia que Néstor, lo cual profundizó la brecha también en este sentido. Si bien la resolución de la crisis del campo y el manejo de la inflación plantea análisis de corto plazo sobre lo que podría pasar en los próximos meses en la Argentina, no hay que perder de vistas que el año que viene los K deberán enfrentar un proceso electoral legislativo. Por lo general, este tipo de comicios plantea la oportunidad para que la sociedad manifieste su enojo. Podría ocurrir entonces que el kirchnerismo deje constancia en los papeles lo que hoy muestran los sondeos: están sin apoyo popular. Ante este escenario, a los K solo les quedará aferrarse al poder, el tema es conocer cómo lo harán.
Luis Dall’Aglio Director de Delfos