Arriesgandolo todo por la autonomía
Ayer Santa Cruz no sólo sentó un importante precedente ante el resto de los departamentos de Bolivia sino que además representa la oportunidad histórica de convertir al país en un verdadero modelo a seguir para aquellos países de la región que aún no han caído en la perversa telaraña de Hugo Chávez y su socialismo del siglo XXI.
Tan solo 48 horas me hicieron falta para corroborar la difícil situación que hoy en día les toca vivir a los habitantes de Santa Cruz de la Sierra. Ciudad cuna de un importante número de familias sacrificadas que han decidido arriesgar sus ahorros en emprendimientos privados. Procurando así empleo y prosperidad en las más variadas industrias al millón y medio de habitantes de la ciudad más grande de Bolivia. Precisamente ese espíritu pujante y emprendedor de los cruceños es el que ha entrado en cortocircuito con la cultura prebendaria del esquema totalitario, redistribucionista y antiamericano conocido como socialismo del siglo XXI. Impulsado desde Cuba con recursos venezolanos e implementado localmente por la administración Morales, ha entrado en conflicto con la naturaleza pujante e independiente de departamentos tales como Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando que hoy reclaman su autonomía.
Hacia Santa Cruz de la Sierra han fluido habitantes de toda Bolivia, en busca de estabilidad laboral y de un sector público con índices de corrupción inferiores a la media nacional. Pero el constante choque cultural entre oriente y la sede de gobierno ha precipitado un referéndum en Santa Cruz para considerar una segunda aprobación de aquellos estatutos autonómicos aprobados por primera vez el pasado 2 de Julio de 2006 en cuatro departamentos e inmediatamente desestimados por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo morales. Con un resultado boca de urna favorable a la autonomía del 85% de los votantes, este domingo 4 de Mayo los cruceños acudieron a las urnas para ratificar el estatuto que les permitirá: tener sus propias leyes, elegir democráticamente a sus propias autoridades, generar sus propios ingresos y minimizar la corrupción. En condiciones normales las noticias no podrían ser mejores.
Pero en los últimos tiempos Bolivia ha cambiado mucho y gracias a realidades tales como: la administración Morales recibiendo órdenes directas de Hugo Chávez desde Caracas, el accionar de obscuras figuras tales como el vicepresidente García Linera y el guerrillero Felipe Quispe avocados a alimentar el odio racial, las amenazas de Fidel Castro y la grosera politización de la OEA, que se han combinado para evitar el triunfo de las autonomías departamentales a cualquier precio, el final de todo esto es un enigma.
Analizando los distintos escenarios posibles y más allá del resultado del referéndum autonómico, en todos los casos se espera un enfrentamiento violento que podría acabar con la vida de muchos bolivianos. Tras la reunión del ALBA, Hugo Chávez ha ratificado una vez más su promesa de hacer de Bolivia “el Vietnam de las ametralladoras, el Vietnam de la guerra” si los cruceños hacen caso omiso de lo que Morales dice. Mientras tanto, en las calles de Bolivia se habla de la presencia de aviones militares y personal castrense de Venezuela y Cuba en distintos lugares del territorio boliviano.
En Santa Cruz la amplia mayoría parece entender aquella máxima de Edmund Burke que afirma: “para que el mal triunfe, lo único que deben hacer los hombres buenos es no hacer nada”. Y ya le han demostrado a Morales que con sus libertades no se juega, como cuando hombres, mujeres y niños civiles desmilitarizaron el aeropuerto Viru Viru en octubre de 2007. Este domingo pasado, Santa Cruz no sólo sentó un importante precedente ante el resto de los departamentos del país sino que además representa la oportunidad histórica de convertir a Bolivia toda en un verdadero modelo a seguir para aquellos países de la región que aún no han caído en la perversa telaraña de Hugo Chávez y su socialismo del siglo XXI.
* Eneas A. Biglione es director del Hispanic American Center for Economic Research (HACER) de Washington DC y coautor del libro "Las Frágiles Democracias Latinoamericanas” de reciente publicación.
(C) Hispanic American Center for Economic Research
Tan solo 48 horas me hicieron falta para corroborar la difícil situación que hoy en día les toca vivir a los habitantes de Santa Cruz de la Sierra. Ciudad cuna de un importante número de familias sacrificadas que han decidido arriesgar sus ahorros en emprendimientos privados. Procurando así empleo y prosperidad en las más variadas industrias al millón y medio de habitantes de la ciudad más grande de Bolivia. Precisamente ese espíritu pujante y emprendedor de los cruceños es el que ha entrado en cortocircuito con la cultura prebendaria del esquema totalitario, redistribucionista y antiamericano conocido como socialismo del siglo XXI. Impulsado desde Cuba con recursos venezolanos e implementado localmente por la administración Morales, ha entrado en conflicto con la naturaleza pujante e independiente de departamentos tales como Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando que hoy reclaman su autonomía.
Hacia Santa Cruz de la Sierra han fluido habitantes de toda Bolivia, en busca de estabilidad laboral y de un sector público con índices de corrupción inferiores a la media nacional. Pero el constante choque cultural entre oriente y la sede de gobierno ha precipitado un referéndum en Santa Cruz para considerar una segunda aprobación de aquellos estatutos autonómicos aprobados por primera vez el pasado 2 de Julio de 2006 en cuatro departamentos e inmediatamente desestimados por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo morales. Con un resultado boca de urna favorable a la autonomía del 85% de los votantes, este domingo 4 de Mayo los cruceños acudieron a las urnas para ratificar el estatuto que les permitirá: tener sus propias leyes, elegir democráticamente a sus propias autoridades, generar sus propios ingresos y minimizar la corrupción. En condiciones normales las noticias no podrían ser mejores.
Pero en los últimos tiempos Bolivia ha cambiado mucho y gracias a realidades tales como: la administración Morales recibiendo órdenes directas de Hugo Chávez desde Caracas, el accionar de obscuras figuras tales como el vicepresidente García Linera y el guerrillero Felipe Quispe avocados a alimentar el odio racial, las amenazas de Fidel Castro y la grosera politización de la OEA, que se han combinado para evitar el triunfo de las autonomías departamentales a cualquier precio, el final de todo esto es un enigma.
Analizando los distintos escenarios posibles y más allá del resultado del referéndum autonómico, en todos los casos se espera un enfrentamiento violento que podría acabar con la vida de muchos bolivianos. Tras la reunión del ALBA, Hugo Chávez ha ratificado una vez más su promesa de hacer de Bolivia “el Vietnam de las ametralladoras, el Vietnam de la guerra” si los cruceños hacen caso omiso de lo que Morales dice. Mientras tanto, en las calles de Bolivia se habla de la presencia de aviones militares y personal castrense de Venezuela y Cuba en distintos lugares del territorio boliviano.
En Santa Cruz la amplia mayoría parece entender aquella máxima de Edmund Burke que afirma: “para que el mal triunfe, lo único que deben hacer los hombres buenos es no hacer nada”. Y ya le han demostrado a Morales que con sus libertades no se juega, como cuando hombres, mujeres y niños civiles desmilitarizaron el aeropuerto Viru Viru en octubre de 2007. Este domingo pasado, Santa Cruz no sólo sentó un importante precedente ante el resto de los departamentos del país sino que además representa la oportunidad histórica de convertir a Bolivia toda en un verdadero modelo a seguir para aquellos países de la región que aún no han caído en la perversa telaraña de Hugo Chávez y su socialismo del siglo XXI.
* Eneas A. Biglione es director del Hispanic American Center for Economic Research (HACER) de Washington DC y coautor del libro "Las Frágiles Democracias Latinoamericanas” de reciente publicación.
(C) Hispanic American Center for Economic Research