I made this widget at MyFlashFetish.com.

"LOS BUENOS NO ERAN TAN BUENOS"

Revista Veintitrés - 12-Abr-07
JORGE LANATA Y SU CRÍTICA REVISIÓN DE LOS '70
"LOS BUENOS NO ERAN TAN BUENOS"

Con su nueva novela, Muertos de amor, pone en foco el fracaso de la violencia y cuestiona la versión "lírica y heroica" que tiñe al setentismo.
Entre el "hombre nuevo" y el infierno. Opinan Bonasso, Walger y Bufano. El reglamento interno del EGP.
Por Roberto Caballero

En los "setenta", Jorge Lanata era el "Lionel Messi" del servido informativo de Radio Nacional: tenía 14 años, escribía rápido y bien, y no se metía en nada raro, como buen chico educado en los valores del peronismo
silvestre de Villa Domínico. Ni militancia, ni prácticas blindadas, Lanata era uno de los tantos que iban del trabajo a casa y de casa al trabajo, más cerca del "Yo tengo fe" de Palito Ortega que de la "Cantata montonera" de
Huerque Mapu.

Ahora, el periodista ya consagrado vuelve a analizar una época que regresó de la mano del poder K.
A veces como paradigma político.

A veces como simple marketing electoral.

Y lo hace con Muertos de amor, una novela sobre el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), la frustrada experiencia guevarista conducida por Jorge Masetti en Salta, a principios de los '60. En la búsqueda del "hombre nuevo", aquel grupo cometió actos de heroísmo y también atrocidades: sin entrar en combate, ya había fusilado a tres de sus miembros por "defecciones revolucionarias".
Un fracaso.
Una tragedia.
Una metáfora de lo que sucedería con los grupos armados pocos años después.
-En tu libro noté una sensación de rebeldía a cierta reivindicación lírica de los 70. Vos hablás de un grupo de idealistas, pero que de golpe y porrazo le abre la puerta al infierno. ¿Lograste entender sus motivaciones?

-No, yo a lo mejor en el momento en que tuve que empezar a entenderlo, preferí quererlos, tratarlos como personas, como soy yo. Pensar que podrían haber hecho eso y a lo mejor yo también. Yo no estaba ahí para condenarlos, pero me parece que estoy para contarlo, que es importante contarlo y que es importante contarlo ahora. No sé explicar racionalmente por qué, pero siento que hay, desde hace un año y pico para acá, una discusión incipiente de todo lo que fue el '70, que aparece y desaparece. Y que está bueno participar de esa discusión y que esta es mi manera de aportar a esa discusión, por lo menos hoy, por ahí mañana se me ocurre otra. Hoy lo que quiero contar es esto que pasó. Ahora, ¿por qué lo quiero contar? Porque en realidad fue contado de una manera muy polarizada, muy "la gesta heroica de Masetti". ¿Se puede querer al Che pensando que como militar fue un idiota, pero que como político era un tipo generoso? Yo creo que sí.

-Es una pregunta herética...

-Hay que decir que como militar era un idiota, el Che no hizo la campaña de los Andes: terminó en Bolivia comprando campesinos para que no lo delataran. Y esto no lo dice la CIA, lo dice la gente que estuvo ahí, con él.

-Hasta ahora, los '70 fueron contados por los mismos que los protagonizaron. Me refiero a Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky. Vos sos un "ochentista", Te cabe la clasificación que hizo Jorge Fernández Díaz en la
presentación de su libro, Fernández, que dice: "Nos cansamos de los hermanos mayores que nos decían cómo debíamos hacer las cosas". ¿Tu libro es la reacción de un ochentista que se cansó del hermano mayor setentista?

-Yo pude, en mi vida y en Página 12, juntar a esas dos generaciones, a la mía y a la anterior. Para mí fue muy enriquecedor, muy útil y muy conflictivo, fue todo. Y también me sirvió para darme cuenta de que tenemos
una visión del periodismo muy distinta. Ellos creen más en la política que en el periodismo, y yo creo más en el periodismo que en la política. Yo no me siento vanguardia de nada, no pienso la realidad así. De hecho los dos que me nombraste, tanto Miguel Bonasso como Horacio Verbitsky, hoy están más en la política que en el
periodismo. Uno totalmente de lleno, el otro casi. Tenemos una manera distinta de ver la realidad. Yo no hubiera formado parte de Montoneros. Y ellos, aunque son distintos entre sí, de alguna manera fueron muy montoneros. Tienen esa impronta.

-¿Se pueden analizar los '70 con la información del 2000? ¿No hay riesgo de descontextualizar los hechos?

-Entiendo que el contexto aporta a la discusión, pero nunca puede ser definitorio o excluyente. Porque si no, vos no podrías hacer historia. Yo no podría hablar de los esclavos, porque en Roma había esclavos y yo no sé
lo que es tener un esclavo. Obvio, no le voy a aplicar a Roma las categorías morales de la Francia de 1780. Ahora, también en ese contexto, hay cosas que se pueden ver. No es que todo el mundo era montonero, no es que todo el mundo estaba con la lucha armada. Yo entiendo el Mayo del '68, entiendo Woodstock. Una vez, el pelado Roberto Perdía me dijo: "Hay que entender la cultura de la época, Woodstock". Le dije: "No, no me hables de Woodstock.  ¿Qué tiene que ver Woodstock y la marihuana con el crimen de Aramburu?".
Ahora, si vos me decís: "En aquel momento la democracia no era un valor", es cierto, en aquel momento la democracia no era un valor. Ahora ellos tendrían que decirlo. Entonces estaría buenísimo que expliquen por qué no era un valor, porque eso desnuda una ideología.
¿Qué había que hacer con los putos? Según el EGP de Masetti, fusilarlos.
Era un delito contranatura. ¿Qué te dice eso de la generación del '70? ¿Qué te dice que cuando una militante traicionaba al esposo era detenida en una cárcel del pueblo o en una casa operativa, por adulterio? ¿Por qué no cuentan esto?

-¿No será por temor a abonar la "teoría de los dos demonios", a que se equipare la alienación de un sector con las barbaridades del otro bando represor?

-Estamos hablando de la condición humana. Cualquier cosa es posible. Yo no creo en la "teoría de los dos demonios", y me parece un argumento totalmente superado. Acá hay crímenes de lesa humanidad, y hay crímenes, son crímenes distintos. Ahora, un asesinato es un asesinato. A mí no me parece bien que hayan matado al colimba tal, en el regimiento tal, porque por ahí era un pobre pibe que nada que ver.

-¿Y no te planteaste si es justo analizar la militancia desde la óptica de alguien que no milita ni militó?

-Entonces sólo podrías estar supeditado a lo que conocés. La gente sólo podría escribir autobiografías, y hablar de sus propias enfermedades. Me parece que es una tontería.

-¿Estuviste cerca, al menos, de alguna organización?

-No, no. Yo vengo de Sarandí, era peronista cuando era chico. Porque ¿qué ibas a hacer en Sarandí? Pero yo no estaba en la JP ni nada, ni sabía lo que era.

-Un peronista a lo Gatica de Favio, de esos que jamás se metieron en política.

-Algo así.

-¿Pensaste en el momento en que estabas escribiendo si era justo meterse con las elecciones de estos guerrilleros?

-Me preocupó más que nada mostrar personas, mostrar contradicciones que creo que serían también las mías ante determinado hecho. Es curioso que nosotros pensemos que idealistas son sólo los guerrilleros, porque también idealistas hay de todos lados, de derecha, de izquierda, de centro.

-Hay nazis idealistas, ¿no?

-Claro, Hitler era un idealista. Me causa gracia que se vea que el idealista es sólo el tipo que toma las armas. No es así, quiero decir, la palabra idealista no es en sí misma la definición de algo bueno, también
puede ser una mierda un idealista.

-¿Sirve el testimonio de los protagonistas o lo que vale, únicamente, es el relato aséptico?

-Yo no soy nadie para decir que no aparezcan otros. Que cada uno haga la catarsis que quiera. Ahora, desde el punto de vista testimonial, la historia contada por los protagonistas es muy despareja y es muy endeble,
es así. Es lógico que sea así. Es como las autobiografías, uno va a tender a perdonarse, nadie va a mancillarse en público, y está bien que sea así, es comprensible.
Ahora, me parece que no tiene que ser la única y aparte sobre esto se va a seguir escribiendo por años. Lo que pasa es que todavía no se escribió, por esas cosas que pasan en la Argentina, pero se va a escribir. Y es saludable que sea así.

-¿Qué tiene de rescatable la épica setentista de la era K?

-Hay que cuestionar mucho. Cuando vos decís "Kirchner es setentismo". ¿El setentismo de Kirchner dónde está? ¿Qué es el setentismo de Kirchner? Es muy difícil plantearlo así. No es muy real el setentismo de Kirchner, es un setentismo raro.

-¿ Por qué es raro?

-Primero porque durante la dictadura Kirchner estuvo haciendo plata, no estuvo peleando contra la opresión. Y después, por lo que yo sé, nunca estuvo demasiado vinculado a nada, es más una visión snob de marketing político que otra cosa.

-Pero generacionalmente sí es setentista.

-Generacionalmente sí. Pero es una cuestión de fechas. También podría haber nacido en otro momento, no es su voluntad.

-Hablás del aprovechamiento marketinero del setentismo que hace el Gobierno. Ahora, todo eso funciona por el encanto y la fascinación que generan los '70.

-Es que los '70 tuvieron un elemento, que no tuvieron los '80 ni los '90, que es la pasión. El problema es cuando la pasión está vacía o llena, y en ese caso, llena de qué. A mí me parece que lo que hace atractiva a esa
época es la pasión sobre las cosas. Hoy está de moda decir cool. Cool significa "frío".

-Claro, los '70 fueron lo anticool.

-Sí, fueron totalmente anticool. Pero yo me engancho con esa cosa de los '70. Pero me pregunto hasta qué punto la pasión nos nubla la razón. Hasta qué punto la pasión nos nubla todo. O qué había detrás de la pasión.
También hay una discusión: ¿el fin justifica los medios? Y no, yo creo que el fin no justifica los medios. No creo que algo en base a un error termine deviniendo en un acierto. Si algo se hace en base a una mentira, sigue
>siendo una mentira. Si algo se hace en base a un error, sigue siendo error en algún lugar. No creo que haya que hacer algo malo para que después venga algo bueno. ¿Qué es el hombre nuevo? Lo que íbamos a hacer era tan inhumano que había que hacer otro hombre. Vos imaginate, al hablar de lo pedante de una intención: generar un hombre. Ya no es que vos querías hacer un país, Un mercado común, un continente liberado. No, vos querías cambiar la especie humana. Es un poco pretencioso cambiar la especie humana.

-Dicho así suena a una equiparación odiosa entre Guevara y Mengele. Como sí en algún punto pudieran encontrarse.

-Yo no creo en ese mito de que la izquierda y la derecha se junten, creo que son cosas distintas. Te diría que hay una equiparación entre Guevara y la Biblia, que es totalmente comprensible por background familiar e ideológico de Guevara. La idea de "Hombre Nuevo" donde primero aparece es en el Génesis.

-¿Hay algo positivo para la construcción del presente en la reivindicación setentista?

-Lo de la pasión, pero la pasión tiene el riesgo del voluntarismo, y ya estamos bastante quemados con el voluntarismo. Sólo con voluntad no se hacen las cosas. El voluntarismo termina siendo parte del pensamiento
mágico, y en la política hay que trabajar y entender los tiempos. Esta cosa  de que un tipo, encerrado en un departamento, diga que los tiempos de la historia van para tal lado, me parece patético. Siempre me acuerdo una cosa que me contaba un amigo, ex preso político, un tipo que era del ERP. Que el día que volvió Perón, estaba en un departamento, castigado, leyendo Lenín. Y me quedó eso, y cada vez que me acuerdo de la vuelta de Perón, me imagino las dos escenas: la de los tres millones de personas cruzando a pie el Río Matanza, y la de este pibe, en un departamento en el Once, estudiando Lenín, castigado.

-¿Cómo surgió Muertos de amor?

-Una noche fuimos a cenar con José Saramago, Manuel Vázquez Montalbán, el editor de Alfaguara Fernando Estévez y Martín Caparrós. Yo me puse a discutir con Saramago, un ex comunista, una cosa, y me encontré diciéndole una barbaridad. Él se enojó mucho y se pudrió todo. Mal. Yo le dije: "¿Por qué nos mintieron tanto?". Me refería a la poesía política de Neruda, alabando a Stalin, a los nenes pioneros que eran una maravilla del
socialismo y el tipo se enojó. Lo mío era una manera de decirles a las generaciones anteriores: nos la contaron demasiado rosa. ¿De dónde sale este libro? Yo te diría que de ahí, de preguntarme si los buenos eran tan
buenos como se dijo. Cuando la historia es contada por los protagonistas, es obvio que va a ser sesgado.. El argentino es como un turista del dolor ajeno, es como que se interesa pero un poquito, de 9 a 12, de 14 a 17, y no es así, dejemos de ser snobs. Entonces yo me empiezo a preguntar cosas en esa línea. Me pregunto: ¿por qué podemos defender lugares en donde no viviríamos? ¿Está bien o está mal?

-¿ Por ejemplo?

-Cuba. ¿Viviríamos vos, yo?

-No lo sé.

-Si viviéramos y fuésemos periodistas, ¿estaríamos en libertad?

-¿Vos vivirías en Cuba, Jorge?

-No lo sé.

-¿Y en Venezuela?

-Yo no sé si podría hacer el periodismo que hago en Venezuela, creo que no.
Acá hay una dicotomía que es permanente, que es justicia y libertad. No puede ser que para que todos coman, todos se callen. Y no puede ser para que todos hablen, todos se caguen de hambre, y las diferencias sociales sean atroces. Digo, si estamos hablando de política, pensemos el ideal. ¿Cuál es el ideal? Combinar las dos cosas. ¿Yo estoy a favor de la lucha armada? No, no estoy a favor de la lucha armada porque yo no veo que la muerte agregue nada, me parece que ya ha muerto mucha gente y no cambió nada. Definitivamente no.

REGLAS BLINDADAS

Reglamento de justicia militar N° 1 del EGP, redactado por el Comandante Segundo. Serán sancionados con pena de muerte los siguientes delitos:

>* Traición
>* Cobardía ante el enemigo
>* Insubordinación
>* Torturación
>* Violación
>* Asesinato
>* Robo
>* Bandolerismo
>* Deserción
>* Delito contra natura (homosexualidad)
>* Maltrato a la población o al prisionero
>* Descuido con las armas o material político
>* Infidencia, calumnia contra el EGP, sus oficiales u otros compañeros, y todas aquellas actitudes que lesionan la unidad o los fines del EGP

OPINIONES

MUERTOS DE AMOR
Por Sylvina Walger

Más de cuarenta años han transcurrido del primer brote guerrillero de inspiración cubana que conoció el país. Paradójicamente, el episodio (fue eso solamente, un episodio trágico) ocurrió durante el gobierno de Arturo
Illia, uno los brevísimos interludios democráticos de los que se tenga memoria. En Muertos de amor, Jorge Lanata reconstruye la historia del Ejército Guerrillero del Pueblo, EGP. Un grupo pequeño burgués que, alentado por el Che Guevara y su teoría de la multiplicación de los Vietnam, eligió la selva norteña del país más urbano de la región para comenzar "nuestro" proceso de liberación.

De uno de ellos me hice amiga luego de que purgara sus años de cárcel. Jamás, mientras lo traté, le escuché siquiera mencionar el episodio. Cuando llegó la dictadura, el Ciego, como le decíamos, se radicó en España donde
murió no hace mucho.

Lanata describe de manera neutra y sin emitir juicios la figura del revolucionario implacable y jansenista (uno eran todos) y cómo esa serie de individuos colapsaron en función del grupo.

Se anima, también, a mostrar fa doble faz de los ideales. La revolución de entonces era hacia afuera un acto bello y compasivo. Hacia adentro, en cambio, primaba lo despiadado. Como el fusilamiento de Pupi Rotblat que
enfermo de asma no pudo soportar el entrenamiento militar y pidió regresar. El grupo sospechó que su partida los comprometería y lo ejecutó.

Muertos de amor es un relato que a los sobrevivientes de aquella generación nos obliga a reflexionar sobre algo que en aquella época nadie se hubiera permitido y es que ninguna idea merece el costo de una vida humana.

"LANATA TAMBIÉN TIENE IDEOLOGÍA"
Por Miguel Bonasso *

Me parece bien que las generaciones que no participaron de los '70 comiencen a revisar esos años. Pero creo que esa revisita debe ser contextualizada. Hay que rechazar las versiones ahistóricas. No se pueden juzgar los hechos de los '70 desde la democracia del 2000. Hoy se habla de adversarios políticos, antes eran enemigos.
Y esto se debe al contexto trágico donde se desarrolló la juventud que abrazó la lucha armada: mundo bipolar, mayoría proscripta, guerra civil larvada. Si no se tiene en cuenta todo esto se puede caer en la "teoría de
los dos demonios". Y siempre, porque tengo una visión del mundo, es decir, porque tengo ideología y considero que el mote de periodistas objetivos es un eufemismo que usan los periodistas de derecha, como Neustadt o Ari
Paluch, para enmascararse, me sentí llamado a contar los hechos pero también a ser preciso para no servir a esa teoría deleznable. Admito que me ha inhibido mucho esta teoría como escritor y periodista.
Pero en Recuerdo de la muerte se cuentan los hechos: hay héroes revolucionarios, traidores, delatores, aventureros, pero en su contexto. Yo creo que Walsh tenía razón cuando decía que hay que tener fe en los hechos porque nunca nos van a defraudar. Contrariamente a lo que dice Lanata de sus "hermanos mayores" en el periodismo, como Verbitsky, Gelman o yo, nunca edulcoré la realidad o modifiqué lo fáctico. La narré, sí, desde una perspectiva ideológica, porque tengo ideología, como Lanata.

Los periodistas militantes nunca subordinamos la realidad a nuestros deseos.. Por último, sobre el tema de la novela de Lanata, el EGP de Masetti, fue un error trágico desde el vamos. El mismo Che lo había advertido: no se puede armar un foco guerrillero cuando hay formas democrático-burguesas en funcionamiento. Todo eso fue una tragedia.

*Diputado, periodista, ex montonero

"HICIMOS MACANAS"
Por Sergio Bufano *

Entramos a la guerrilla por dos cuestiones fundamentales: la influencia de la Revolución Cubana y las guerrillas en varios países de Latinoamérica que parecían indicar que estábamos en vísperas de la revolución. El otro factor fue la dictadura de Onganía. A mí en el '63 me invitaron a ir a Salta y no fui porque había democracia y estaba Illia.

Pero si algo nos influyó para que tomáramos las armas fueron los militares. Si al poder se accedía por la fuerza, ¿quién nos había enseñado eso?  No sólo Fidel Castro o Lenín, sino los militares.

Yo era miembro de las Fuerzas Argentinas de Liberación. Éramos críticos de Montoneros y del ERP porque creíamos que avanzaban excesivamente en el uso de la violencia. La guerrilla fue políticamente derrotada el 25 de mayo de 1973, cuando la gente votó por la paz.

Cualquiera puede cuestionar las internas en la guerrilla, no importa su edad. En nuestra revista publican historiadores que tienen menos de cuarenta años y son fantásticos. Debe ser porque no participaron que no
tienen preconceptos y trabajan sobre un objeto desligado de su vida personal. En nosotros, los ex, la cosa subjetiva pesa.

No me gusta la palabra autocrítica. Cada vez son más los que quieren participar en la polémica acerca de una mirada crítica sobre nuestro accionar. Hay que mirar el pasado aunque duela y nosotros lo hacemos y lo
decimos, hicimos macanas y hay que reconocerlo.

Después, hay un sector aferrado a la figura del guerrillero heroico que no quiere perder su halo y le cuesta sacarse ese ropaje, son pocos pero existen.

Había una visión muy hermética de lo que era la izquierda guerrillera y efectivamente no éramos tan buenos.

*Director de la revista Lucha Armada. Ex cuadro de las FAL.