ACÁ ESTÁN, ESTOS SON
AMIA: ¿ARGENTINA ES AHORA CHIROLITA DE EEUU?
Por Fernando Paolella
Como decía aquel antiguo cantito: los que vendieron la Nación, o simplemente los que la llenan a diario de vergüenza a causa de sus desaguisados ideológicos o geopolíticos. Más o menos se vislumbraba que el kirchnerismo en el ápice de su pragmatismo hacía la del pato criollo en el segundo ítem, pero en el caso AMIA su travestismo llegó a un paroxismo sin retorno. Durante el fin de semana se conocieron los elogios al sistema judicial argentino del portavoz de la Casa Blanca John Snow, luego del desaguisado anti persa del ubicuo fiscal Nisman. Ayer el entonces funcionario Luis D'Elía se pronunció en contra, y al día siguiente fue obligado a renunciar. Esto constituye el chiste supremo, pues evidencia el costado ridículo de un gobierno que se lo pasa denostando lo acaecido durante el menemismo, para imitarlo en versión corregida y aumentada.
La semana pasada se volvió a emitir por Canal A, el documental de Jorge Lanata ¿Por qué?, justamente referido a la masacre de la calle Pasteur donde Kirchner se compromete a llegar al final del entramado que lo hizo posible. Al año, en septiembre de 2004, el tribunal oral federal número 4 desestima de plano la mentirosa conexión local, y se hace cargo de la causa el juez Canicoba Corral.
Pero aquellos que se alegraron con la defenestración del juez del sandwichito Juan José Galeano, vieron que se les borró la sonrisa al percatarse que su sucesor era tan genuflexo como él ante los requerimientos de Washington y Tel Aviv. De este modo, el delirio por seguir inmiscuyéndose en la problemática del Medio Oriente prosiguió su alocada carrera, sin tener en cuenta la gravedad del asunto. Justamente cuando Bush acaba de perder a lo perro, la Argentina castrista y bolivariana se le pega como aliado travesti provocando más hilaridad que susto.
Todo por un sueño trucho
En rigor de verdad, no se entiendo qué puede ganar Argentina siendo la mascota predilecta del Imperio y su inseparable ladero israelita. Pues ya hizo el ridículo al no poder fundamentar ninguna de las acusaciones contra la citada conexión local, como no posee ninguna prueba contundente que sindique a Hezbollah y a Irán en el mencionado atentado. Si se sigue tocando de oídas, sin fundamento alguno, sobrevendrá el peligro de quedar entrampado en un conflicto de dimensiones globales frente al cual no se posee ninguna preparación de nada. Ni de inteligencia, ni de seguridad, ni de nada que se le parezca.
Cuando el vapuleado presidente estadounidense no se había aún repuesto de la paliza propinada por los demócratas, aparece un aliado estúpido de ocasión para alegrarle la jornada. Entrampado en el lodazal iraquí, que cada día le insume más muertos, fija su garra al vecino persa y elucubra cuándo será el momento propicio de hincársela.
Pero cuando finalmente lo haga, es dable que efectúe una operación punitiva en la Triple Frontera en búsqueda de alguna célula perdida de Hezbollah, o del mismísimo Bin Laden. Y entonces, es harto probable que invite a su par pingüino a participar en una pruebita de amor, que incluya tal vez el envío de tropas argentinas contra Teherán. Con la venia de Israel, por supuesto, así de paso se cobran de chiripa lo de la Embajada israelí también.
Pensar que algunos conservadores tarados se burlaban de Yrigoyen cuando se negó tajantemente a intervenir en la Primera Guerra Mundial , y ahora en el siglo XXI, unos supuestos progresistas se desgañitan por insertarse en una futura contienda que de suyo será de alcances y resultados imprevisibles. ¿Es verdad que nunca se aprende nada, porque se termina creyendo en cualquier cosa?
Fernando Paolella
Fuente: Tribuna de Periodistas