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Lo ocurrido en Misiones huele mal

De: RENE

El caso de Misiones es un prueba de que no estamos sólo ante a un presidente megalómano con aspiraciones hegemónicas sino en medio de una conspiración extremadamente astuta que aspira a mucho más que darle el poder irrestricto a un histrión de pocas luces, como es Kirchner. 
 
Fue una maniobra interesante, un salto de acrobacia política de gran porte, una demostración de que nuestra Patria corre un serio peligro de caer bajo una tiranía marxista sin darse cuenta, tal es la audacia y la habilidad con que estamos siendo maniobrados. 
 
Antes que nada es necesario exponer los hechos tal cual ocurrieron, depurándolos de las leyendas y de las falsas expectativas con que los rodean y falsifican. Veamos. 
 
Un gobernador, que es un "gato" en el sentido tradicional de la palabra, un pequeño hombre de ninguna significación, resuelve convocar a una asamblea constituyente para reformar un solo artículo de la Constitución Provincial: el que impide su reelección. ¿Y qué se propone? ¿Acaso, modestamente, ser reelecto una vez más? ¡No! El estrafalario personaje pretende que se habilite a su "don-nadieidad" a ser reelecta en forma indefinida y perpetua. La cosa era tan ridícula que podría haber propuesto, sin aumentar en nada su ridiculez, que Misiones se convirtiera en una monarquía hereditaria, aboliendo las elecciones como una formalidad cara y superflua. 
 
Ese disparate fue disciplinadamente apoyado por Kirchner y todo su gabinete, incluyendo a su hermana, al homicida de niños por nacer "Ginés-de-no-sé-cuanto", que funge de Ministro de Salud Pública (!!!!), de Vido el cajero oficial y otros personajes de cuarta (¿quien no es de cuarta en este gobierno?). 
 
Contra el pequeño Rovira se presentó un Obispo tercermundista y progresista, Piña, encabezando una coalición de izquierda integrada por el partido comunista (ver "La Nación", 31/10/2006, pag. 7), el partido socialista, la CTA (gremio marxista de empleados públicos), peronistas, radicales y otros "rejuntados". 
 
El caso es curioso, porque los progresistas execran toda forma de "clericalismo",  es decir toda forma de intervención política de la Iglesia y sin embargo, en un acto contradictoriamente claro ( N: nótese que no digo "claramente contradictorio"), varios obispos, encabezados por Monseñor
Bergoglio (todos ellos porgresistas), apoyaron a Mons. Piña. 
 
La prensa agnóstica canta loas al extraño prelado vestido con remera ilustrada, zapatillas sin medias y un aspecto estudiadamente proletario. Mons. Piña elogia la política persecutoria de Kirchner contra las FFAA a raíz de la cual están presos, contra todo Derecho, 300 oficiales y el Padre von Wernich, y recibe el aplauso de esas medusas vengativas que se autodenominan "madres de Plaza de Mayo". 
 
Dijo a "La Nación": "No, yo nunca ataqué a Kirchner. Me parece que tiene algunas cosas muy buenas, como lo que hace por los derechos humanos. Yo estoy de acuerdo con eso." (31/10/06, pag. 7). 
 
En resumen: no fue un enfrentamiento de los defensores de la Constitución contra los tiranos en ciernes sino un "ballet" prefabricado entre fieras de la misma cría. 
 
¿Por qué lo hicieron? La respuesta genérica no es difícil: porque así convenía a la izquierda empeñada en imponer una tiranía en nuestra Patria. Lo difícil es saber, en concreto, de qué manera la beneficia, sobre todo es difícil darles a los "buenos patriotas" una explicación que contradiga las apariencias que aceptan con ávida credulidad. 
 
Las apariencias dicen: "Kirchner fue derrotado y está comprometida su reelección en el 2007". 
 
Cabe preguntarse si Kirchner -un "minus-habens" con malas dotes de comediante- es indispensable para la izquierda. Cumplida su tarea de tomar el poder como títere de una gran organización de esa tendencia, ya no es necesario. Puede ser reemplazado sin que aquella pierda el poder y será, seguramente, con ventaja. 
 

La realidad es que la izquierda estaba de los dos lados y obedece a los mismos intereses y a la misma dirección. Hubiera sido fácil para Kirchner evitar un enfrentamiento que era causa perdida para Rovira. Bastaba con hacerle retirar la propuesta de enmienda constitucional alegando su amor a la democracia. Si no lo evitó sino que, por el contrario, lo provocó y lo incentivó, es claro que la izquierda lo alentó a hacerlo sabiendo que ganaba con cualquier resultado. Me atrevo a pensar que ganó más con la derrota del minúsculo Rovira y el triunfo del Monseñor y del partido comunista, que si hubiera sido al revés. 
 
Gana la izquierda porque los "buenos patriotas" están contentos como si se hubieran sacado la lotería y eso les da una excusa para no intentar ninguna clase de oposición auténtica. "¿Para qué hacerlo si esos maravillosos monseñores nos sacan las castañas del fuego sin necesidad de
molestarnos?" -dicen los tontos consuetudinarios-. "Y en todo caso -piensan los "centristas" empedernidos, que es lo mismo-, Lopez Murphy y Macri deberían aliarse con la misma gente del Frente Unidos por la Dignidad (FUD) y todos nosotros votar por esa coalición". No les importa que ello implique una traición a los principios morales y no ofrezca garantía alguna de que la Justicia será respetada. 
 
O sea, este resultado incrementó el entreguismo, la desidia y la cobardía de los "buenos patriotas" desconcertando toda oposición auténtica aún más de lo que ya lo está. 
 
En cuanto a que Kirchner haya perdido sus posibilidades de ser reelecto en el 2007, también es dudoso.   El periodismo en general repite que la coalición vencedora (el FUD) ya entró en disolución ("La Nación" 31/10/2006, pag. 7) y que la experiencia es irrepetible en el plano
nacional. Los oráculos de la izquierda, cuyo órgano oficial es "Página 12", se sienten muy seguros: "(Esta) instancia electoral no es extrapolable así como así. El impacto nacional existirá, profetizar su magnitud es una quimera"... "(Kirchner) tiene enormes chances de ser reelecto". ("Página
12", 31/10/2006, pag. 2). 

 
Es falso que tenga "enormes chances de ser reelecto" porque a pesar de lo que quieren hacer creer las falsas encuestas, la mayoría del pueblo lo aborrece. Pero creo que el "think tank" marxista que preside Verbitsky está trabajando para aumentarlas o, tal vez, para reemplazarlo por un candidato peor de la misma tendencia. Me sospecho que Verbitsky y su CELS son los arquitectos de esta maniobra tan sutil y con tantas complicidades que parece inverosimil. Lo malo es que hace rato vivimos en una Argentina inverosimil, aunque no queramos admitirlo, y empeorando cada día. Por eso no festejo lo ocurrido en Misiones. Huele a podrido, diría Hamlet. 
 
Como último comentario diré que esta elección ha demostrado el poder de la Iglesia. Mons. Piña hubiera ganado solo, sin las alianzas espúreas que anudó, porque el pueblo argentino, aunque no vaya a misa, sigue siendo católico. Eso quiere decir que si los Obispos quisieran oponerse con todas sus fuerzas contra Kirchner y la "dirigencia" corrupta e inepta, éstos jamás podrían hacer aprobar leyes abortistas o de instigación sexual (mal llamadas de "educación sexual"), ni violar la Justicia, ni monopolizar el poder, ni aliarse con Castro y con Chavez, ni destruir las FFAA, ni violar
las garantías individuales, ni alentar las agresiones de los "piqueteros" y dejar actuar a los delincuentes, ni mentir, ni calumniar, desalentar y perseguir toda forma de bien, rumbo hacia una tiranía marxista. Si estas cosas ocurren es porque los Obispos no quieren usar ese poder y, por lo
tanto, las consienten. 
Cosme Beccar Varela